Tras el nombramiento de la procesión de ‘El Santo Entierro’ como Fiesta de Interés Turístico Provincial, en el mes de octubre de 2010 y por unanimidad, en el pleno de la Diputación Provincial; éste es el plato fuerte de los actos de estos días y el que más visitantes atrae a la localidad.
De esta forma, esta iniciativa se ha convertido en un gran referente de la Semana Santa yunquerana y una celebración de la que la inmensa mayoría de vecinos se sienten especialmente orgullosos.
Historia de la procesión de ‘El Santo Entierro’
La procesión de ‘El Santo Entierro’ comenzó celebrarse en la década de los noventa, impulsada entre otros por el por entonces presidente de la asociación, Santiago Vázquez. En un principio, como destaca el actual presidente, Guillermo Lorenzo «era una propuesta arriesgada e innovadora, que se empezó a llevar a cabo sin los medios que tenemos en la actualidad». En un principio, no existía la imagen actual y se procesionaba tan sólo con el Cristo de la Vera Cruz, sin anda, envuelto en un sudario y transportado por cuatro hermanos. Pero posteriormente, el esfuerzo de la Hermandad propició un cambio radical de la celebración. En los siguientes años se compraron nuevos hábitos con los colores blanco y rojo, que por un lado se diferenciaran de los usados en el resto de actos y por otro simbolizaban la sangre derramada por Cristo; se incluyó la presencia de hermanos disfrazados de romanos, mientras que el resto de integrantes de la Hermandad están obligados a escoltar el paso con antorchas, intentando simbolizar los velatorios de la antigüedad.
No fue hasta el año 2.000, cuando «con gran esfuerzo» se adquirió la talla de grandes dimensiones de ‘El Santo Entierro’, para cuya carga, son necesarios 40 anderos. Con un coste de aproximadamente 10.000 euros en todo su conjunto, la escultura fue elaborada en mutua colaboración por el escultor madrileño J.A. Arnáiz y los talleres de artesanía, ‘Arte Martínez’ de Horche.
En la actualidad, participan activamente tanto la Banda de Tambores y Cornetas, como las integrantes de la Hermandad de la Dolorosa, compuesta íntegramente por mujeres.
Desarrollo de la procesión
Todo comienza en torno a las 23:30 horas, cuando los hermanos (ya sin capa blanca, en señal de luto por el fallecimiento de Jesús) se encaminan en busca del párroco, Don Antonio de Gregorio Ruiz y se dirigen a la Ermita de la Virgen de la Soledad. Desde allí y en torno a la medianoche se procesiona la talla de ‘El Santo Entierro’. Los anderos realizan unos movimientos lentos y pesados, que intentan asemejarse a los de Jesús con la carga de la cruz, mientras que en diferentes momentos y obedeciendo a un toque de corneta levantan el paso a modo de ofrenda. Dicha celebración, que simula el entierro de Jesús, se realiza en respetuoso silencio y acompañado de dos grandes filas de antorchas que iluminan el paso. Además, desde hace unos años y debido a que en una ocasión varios integrantes de la Hermandad decidieron de forma anónima hacer penitencia, tres integrantes de la organización cargan con sendas cruces y los pies encadenados, acompañando a la comitiva.
La celebración tiene uno de sus puntos más destacables en el patio del Palacio de los Mendoza, en el que los integrantes de la Hermandad realizan un círculo en el que se llevan a cabo actos o lecturas, con las que se intenta resaltar la importancia de la pasión y muerte de Jesús.
Finalmente, la imagen se encamina a la iglesia parroquial, donde se produce uno de los momentos más destacables: la talla entra en alto, alumbrada por las antorchas y acompañada de los tambores hasta su bajada con un toque seco de estos instrumentos. El punto final lo pone el sacerdote al pronunciar las últimas palabras.